1.
Y
ahora, amigo. Yo no sé
hacia
dónde me lleva esta plegaria
del
corazón. Temo que sea
de
Satán este pelaje negro
que
me obnubila.
El
cuerno de marfil pálido, amarillento
retorcido
sin fin.
Insiste,
el golpeteo alegre de los cascos
la
rapidez del viento
nada
hay en la tierra que se le compare.
ninguna
visión divina
éxtasis de luz.
Todo
eso, escoria
ante
el esplendor incorpóreo
de
ese fuego negro.
Señor
de los Vientos.
Eshu.
Negro unicornio. Los cascos baten
en
mi sangre. Mis ojos se nublan.
El
hambre destella como un relámpago azul, me
atrapa.
Su rienda
se
ciñe a mi carne, su mordida
me
corta la boca.
Su
látigo me conduce a casa
y
todo por amor.
Señor
del viento Negro, terrible
Padre del Sueño.
2.
La bruma roja cae como una lluvia
de nieve ardiente. El campo es
translúcido como esta ventana,
este cuarto
desde el que veo correr
a la horda de sus hijos
como potros salvajes; vuelven
a encontrar el fuego en el que gritan
tan alto.
3.
Oh él me monta, rompió
el espejo, reventó
el aire opaco y viene
del lado más lejano de esta agonía
de sed. Tentador. Me monta
& todo es dolor para siempre
& el fin de los días
paloma, cordero, primera fruta, ganado
todo eso soy.
sacudida en el
umbral
Versión en castellano de Sandra Toro
©DIANE
DI PRIMA (LOBA, Penguin Books, 1998).
No hay comentarios:
Publicar un comentario