Helena
en la muralla
ni
real ni eidolon,
cantó,
brilló como caparazón
de
tortuga, como corazón
de
nácar, como viento
en
los abetos del norte:
esgrime el poder de la llama
contra la llama, lo que resuena
negro en la luz parpadeante
rueda ínfimo en la tormenta
esa
es tu defensa
contra mí
1.
¿Peto
de ópalo, tienes? ¿Y escudo de ónix?
tu
mano
ha
de tomar mi mano, exprime
este
pecho blando aún, pero lleno de leche, y bebe
la
Fuente de la Vida como un veneno, muere por él
volando
para siempre de los verdes hipnóticos
que
susurran en mi pelo negro, usa al dios
para
ocultarte del Dios,
CÁNTAME
OTRA
VEZ a tus hijos, colma sus oídos
c/
mi alabanza
en el anhelo de
detener sus corazones
de
alzar puertas: de roble, hierro o mirto
que
yo no pueda atravesar
sin
embargo, espectro, eidolon o mujer
recorro
esa muralla, el viento
lleva
la noche de mis trenzas por las cuevas
&
huecos de tu carne; y tú silbas
tú
gimes como las cañas.
2.
Las
puertas son de hierro c/ adornos de rubí
y
cuatro torres en las esquinas, camino
del
norte al este; tiro de la mañana
la
arranco ensangrentada de la tierra que puja
y
gritamos; de dolor & de triunfo/ las estrellas
por
fin se ocultan ¿esto es
un
sacrilegio? Sostengo en alto
al
amanecer sangrante que chilla
gime
la tierra, y grito: profana
trinidad,
Hécate & la de triple-rostro caminan
del
este al norte
envuelven
en mi toga de plata al bebé
que
tiembla sin amor. . . .
esta
es la historia de Helena.
* eidolon (en griego «ειδωλον»; imagen, fantasma, aparición), según la mitología griega y la teosofía, es una copia astral de un difunto. Los antiguos griegos imaginaban el eidolon como un doble fantasmal de la forma humana. Los teósofos lo ponen en relación con el perispíritu, el doble astral y el kamarupa.
Versión
en castellano de Sandra Toro
DIANE
DI PRIMA (LOBA, Penguin Books, 1998).
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