Los botes no tenían forma de calavera,
pero sentiste
que eran eso.
Podías oír el choque de los escudos
aunque nadie se hubiese movido,
una estridencia
por encima del viento.
Como si cien mujeres se arrancaran el rostro
sin atreverse a nombrar a los muertos.
No había perros en esta isla
antes que llegaran ellos.
DIANE DI PRIMA (de "Loba", Penguin Books, 1998)
(Las versiones en castellano son mías)
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