También a mí me dió vida un cadáver
fue la grieta áspera de una montaña de huesos y caer
caer hasta meterme en una bolsa o mano
No la suave naciente de un río interior
el hueso seco. Desde el crepúsculo opaco de su
vientre eterno hasta
el nido de hienas, el cubil revestido c/ hueso y plumas
el sabor persistente del hollín & el peltre/ cenizas
en el ojo y la lengua
Llorábamos como en el fondo de un barranco
& el duro roce capturaba el sonido & sólo después
si el deseo era intenso & elegante como cristal
la Voz ascendía
hasta la red de las estrellas
DIANE DI PRIMA (de "Loba", Penguin Books, 1998)
(Las versiones en castellano son mías)
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