Aunque con gemas en los ojos, ella no podía soñar
con ese ataúd balanceándose
en el viento al borde de la almena
donde volaba
el halcón. Jugaba al ajedrez.
Él masticaba chicle como cualquier bailarín
enmascarado, espiando tras el velo
en el jardín vallado
gorgoteaba una fuente ¿o era un patio
español surcado por las nubes?
Un lagarto parpadeando
sobre la roca roja.
¿Y qué más de nuevo?
Aunque con gemas en el vino, ella no pudo ver
el barco abriendo un sendero hasta la playa
sin embargo en cubierta las siluetas de una a otra
se pasaban el cáliz, siguiendo el patrón
del laberinto
Y ella se recostaba en el sonido
DIANE DI PRIMA (de "Loba", Penguin Books, 1998)
(Las versiones en castellano son mías)
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