que el viento llevaba hasta su nariz delicada?
¿Y su andar, gracioso pero nunca felino
con los hombros moviéndose al atravesar
la maleza, el rocío de los helechos
mojándole las tetas, sus ladridos
breves y claros?
***
Y si se inclina, eternamente, sobre las mesas
sobre las mesas de madera de las fábricas,
haciendo crucifijos de plata, esta vez,
incrustados con azabache & nácar,
al alzar la cabeza
encontrarás sus ojos....
DIANE DI PRIMA (de "Loba", Penguin Books, 1998)
(Las versiones en castellano son mías)
No hay comentarios:
Publicar un comentario